Este libro se transformó en una tarea enorme. Fui testigo de eso también. Aunque pasaron tantos años, todavía nos queda mucho por escuchar acerca de la Guerra de Malvinas. Falta conocer más esas Voces silenciadas; necesitamos que “aparezcan” para reconocer “Nuestra Historia”, por dolorosa que sea, con sus valentías y sus miserias, para cerrar (cómo si eso fuera posible...) las heridas. La historia de un país, se construye hilvanando esas historias privadas y únicas que parecen pequeñas, pero no lo son. Tanto miedo, tanta angustia, soledad y desamparo, no pudieron silenciar el agradecimiento que surge entre estas páginas a pesar del dolor. La “necesidad de contar” irrumpe como un río que desborda.

La Batalla de Darwin y Goose Green surge en La voz de un soldado argentino. Tenían tan solo 18 años cuando los arrebataron de “sus espacios y sus tiempos”. Y los llevaron sin decir palabra a sus familias. Prácticas siniestras que la última Dictadura Cívico Militar argentina continuó en Malvinas con los soldados: torturas, abusos, humillaciones. Sin dudas, la noche más oscura que registra nuestra memoria. 

Les robaron la vida y volvieron siendo otros. Tuvieron que renacer, juntar “sus pedacitos” y volver a armar algo... Armar(se), esta vez, “sin fusiles y sin bombas”. Aún hoy me pregunto si nuestra sociedad habrá comprendido la magnitud de esta tragedia, tanto para esas vidas personales destruidas, como para la vida de un país. 

Este libro reconquista la fuerza de la palabra (otra batalla más que debemos dar); la palabra  emocionada, la palabra política y la pone en diálogo con diversos documentos, recuerdos de libros y canciones, fotos, obras pictóricas, poemas, cartas, un cortometraje en DVD... y hasta el envoltorio de un helado de vainilla ¿saboreado? durante los días de cautiverio. Todos registros guardados cuidadosamente por el autor/protagonista, quizás entreviendo con sus apenas 18/19 años que en algún momento serían parte de la historia. Imágenes intercaladas de una manera creativa que nos impulsa hacia un mayor acercamiento a la verdad histórica. 

Ramón dice que lo salvó el humor y su buen estado físico en el campo de batalla. Luego, seguirán sus estudios, el trabajo con la palabra, la experiencia con el arte, su eterna militancia y siempre su fuerza ante toda adversidad.

... Porque escribir organiza el pensamiento y porque la palabra no dejará nunca de ser mediadora, este trabajo se convierte en un testimonio y una invitación.

Gracias mi amor, por tanto.

Lic. Roxana Ceserani

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