Orgía divina y algunos homenajes
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Autor:
Alejandro Elissagaray
Lanzamiento: 12/2023
Género: Poesa
ISBN: 978-987-08-1789-5
Sinopsis
Como muy bien sostiene Peter Heehs “la espiritualidad sin Dios, casi un oxímoron hace un centenar de años, se ha convertido en parte de la vida moderna...Creo que la espiritualidad no teísta ofrece un camino para conservar algunos de los efectos positivos de la religión, a la vez que se libera de muchas de sus abominaciones. Una de las razones por las cuales las diferentes religiones han llegado a las manos son las creencias incompatibles en seres sobrenaturales”. Coincido absolutamente con este lúcido argumento de Heehs. No se trata de combatir a la religión en sí, sino despojarla de las fantasmagorías sobrenaturales; el fundamentalismo; la superstición; la intolerancia; el encono feroz al que piensa distinto; el pensamiento mágico y su consecuencia en el peor de los casos, el eventual delirio místico. Es un acierto la concepción de Sigmund Freud, quien postula que el hombre se alberga en la religión en busca de seguridad. No impugno a los teístas en la medida en que entiendo que muchos individuos, encerrados en un laberinto existencial o arrojados al abismo de la falta de autoestima. La necesita y debemos ser solidarios con ellos porque carecen de salidas en su existir cotidiano. En cambio, yo adopto, como se verá en estos textos que pretendieron ser poéticos desde sus orígenes, soy un ateo democrático que no rechaza la bibliografía vinculada con Dios. Propugno la bandera del conocimiento y rechazo a quienes abrigan una visión extrema, maniquea y dogmática. Con sabiduría se afirma en “Así habló Zaratustra” del potente filósofo Friedrich Nietzsche: “Dios ha muerto”. Por más paradójico que nos parezca, el filósofo que negaba a Dios defendía la redención como camino humano. Finalmente, a mi juicio negar a Dios no constituye per se vincularla con su existencia, sino que puede considerarse también como un animadversión a ese supuesto ser superior, sino resistirse a sus perversas creaciones, aquellas que siempre han sumergido en la destrucción de la vida humana y de la naturaleza en su conjunto. Esta posición tiene su lógica, pero yo prefiero el ateísmo coma una cosmovisión vital
Lanzamiento: 12/2023
Género: Poesa
ISBN: 978-987-08-1789-5
Sinopsis
Como muy bien sostiene Peter Heehs “la espiritualidad sin Dios, casi un oxímoron hace un centenar de años, se ha convertido en parte de la vida moderna...Creo que la espiritualidad no teísta ofrece un camino para conservar algunos de los efectos positivos de la religión, a la vez que se libera de muchas de sus abominaciones. Una de las razones por las cuales las diferentes religiones han llegado a las manos son las creencias incompatibles en seres sobrenaturales”. Coincido absolutamente con este lúcido argumento de Heehs. No se trata de combatir a la religión en sí, sino despojarla de las fantasmagorías sobrenaturales; el fundamentalismo; la superstición; la intolerancia; el encono feroz al que piensa distinto; el pensamiento mágico y su consecuencia en el peor de los casos, el eventual delirio místico. Es un acierto la concepción de Sigmund Freud, quien postula que el hombre se alberga en la religión en busca de seguridad. No impugno a los teístas en la medida en que entiendo que muchos individuos, encerrados en un laberinto existencial o arrojados al abismo de la falta de autoestima. La necesita y debemos ser solidarios con ellos porque carecen de salidas en su existir cotidiano. En cambio, yo adopto, como se verá en estos textos que pretendieron ser poéticos desde sus orígenes, soy un ateo democrático que no rechaza la bibliografía vinculada con Dios. Propugno la bandera del conocimiento y rechazo a quienes abrigan una visión extrema, maniquea y dogmática. Con sabiduría se afirma en “Así habló Zaratustra” del potente filósofo Friedrich Nietzsche: “Dios ha muerto”. Por más paradójico que nos parezca, el filósofo que negaba a Dios defendía la redención como camino humano. Finalmente, a mi juicio negar a Dios no constituye per se vincularla con su existencia, sino que puede considerarse también como un animadversión a ese supuesto ser superior, sino resistirse a sus perversas creaciones, aquellas que siempre han sumergido en la destrucción de la vida humana y de la naturaleza en su conjunto. Esta posición tiene su lógica, pero yo prefiero el ateísmo coma una cosmovisión vital
