La educación plantea desafíos. No basta con transmitir conocimiento. Aparece la necesidad de incorporar al alumno, su potencial intelectual y afectivo, que le permitan desarrollar sus pensamientos y generar acciones por si mismo.

La autora le otorga a la psicología positiva un rol central en la metodología de trabajo, ya que un docente que descubre y entiende al alumno consigue –con empatía– generar confianza y afianzar conocimientos para toda la vida.

Este libro nos permite entender cómo la aplicación de un método de educación por proyectos posibilita a cada chico ser partícipe activo en la planificación, investigación y concreción de conocimiento que será parte de su desarrollo.

Nos muestra cómo con teatralizaciones, realización de documentales, videos, stories books y un mayor acercamiento a la actividad social, se pueden alcanzar metas y avanzar en el aprendizaje.

La educación debe ir en busca de un docente que además de completar una carpeta entienda al alumno, sepa cómo piensa, qué siente y cómo lo nutre su entorno. Se vuelve fundamental el vínculo entre docente y estudiante; la participación social y familiar; las actividades en grupo, las emociones, las fortalezas, las aptitudes y las características individuales que lo llevarán a alcanzar los objetivos.