En una caja de mudanzas abandonada en la baulera de su casa en Buenos Aires, el autor de El tango de Anaya encuentra un grueso atado de cartas. Guardadas allí por quince años, él no las ha olvidado y decide escribir esta historia, la historia de Anaya, a quien sólo conoció a través de las mismas y de algunas conversaciones telefónicas mantenidas durante casi dos años. 

Preso en España, lejos de su patria y anhelando el regreso en busca de un resarcimiento para su vida extraviada, Anaya lo consigue finalmente con la ayuda de Rolandi, un diplomático argentino en Madrid, en el momento en que la Argentina entra en una de sus peores crisis, la de finales del 2001.

Pasa el tiempo y no sabe más de él, bastándole tomar fragmentos de aquellas cartas, para construir un relato que dibuja con trazos psicológicos los momentos cruciales en la vida de dos personajes singulares perdidos en una especie de laberinto borgeano, con la tragedia acechándolos. Una historia que, saliendo de los límites de la ficción, podría haber transcurrido tal como se cuenta.