Tsunayoshi es japonés, pero vive en Yonge Street, sede de la City de Toronto, Canadá; Rania es “la niña del elefante”, reconocida por todos en una aldea de Kerala, India, por cierta virtud que sólo ella tiene; Nethemba Mukarugema es africana, de Ruanda, hermosa y luchadora; María Antonia, de Argentina, es una sanjuanina que vive una historia conmovedora; Amanda, es una joven de la sociedad bostoniana, que participa en un suceso histórico. También está Miguel, un ser especial, que quiere vivir una historia de amor, y Oonagh, la joven irlandesa que dedica su vida a curar. Todos ellos, cada uno en su lugar y en su tiempo, recorren Siete senderos en los que la constante es el amor. Sus caminos son completamente diferentes, pero igualmente emocionantes, y, a pesar de su diversidad, tienen cosas en común.

Este libro de cuentos se fue gestando de una forma curiosa, casi mágica. Se trata de historias que estaban allí, esperando ser contadas. Lo único que Susana Rodrigo hizo fue contemplar a todos estos personajes según se fueron presentando, y prestar sus manos, su mente y su corazón, para que lo que deseaban narrar llegara al lector.