Contribución para una reconstrucción del Cacan
Autor:
Gutierrez, Marcos F.
Lanzamiento: 11/-0001
Género: Ensayos
ISBN: 978-987-08-0681-3
Sinopsis
En Base a un Estudio etimológico de Topónimos, Nombre y Apellidos indígenas de los Siglos XVI, XVII y XVIII Ensayo – 192 págs. Entre lo mucho que se ha perdido, algo se ha encontrado. Y éste es el principal valor de este libro de Marcos dado que representa la inquietud de los americanos por el rescate de sus antecedentes. Ya demasiadas veces nos hemos preguntado ¿Cuál es el valor de un pueblo si no se preocupa de dónde viene, quiénes lo anteceden y cuál es la carga del legado que el tiempo depositó en su devenir y que se convirtió en su raíz? Origen y legado que enriquecen a cualquier pueblo en tanto puede conocerlo, puede leerlo y puede enorgullecerse de sus riquezas. Pero ¿qué es de los pueblos que perdieron los antecedentes, que perdieron la lengua de sus ancestros, su literatura, su historia, su imaginación, las canciones, sus expresiones de alegría y las señales de sus efemérides? ¿Qué es un pueblo sin pasado o con el pasado cambiado, escondido, subyacente a culturas predominantes que no le pertenecen? Es que no podemos imaginar a Grecia sin la Ilíada y la Odisea. Sólo pensarlo hace estremecer nuestras convicciones acerca de las bases de la cultura occidental. Y si no queremos saber de una Grecia sin Homero, cómo hemos de ser felices sin las lenguas americanas, sin su cultura, sin sus recuerdos, en definitiva sin su riqueza. Y ahí está el motor que mueve a investigadores como Marcos. Pertenece a una pléyade de estudiosos que comprometió la vida en la búsqueda de respuestas difíciles de hallar. Además de haber publicado diccionarios técnicos en varias lenguas, tiene varios estudios listos para publicar nada menos que de los idiomas que en el pasado eran la fuente expresiva de los pobladores originarios de esta América tan dolida por pérdidas irreparables. Y este libro nos habla de recuperación, de búsquedas y encuentros. Y en ese sentido no dejamos de mencionar los paralelos del autor con los estudios de Ibarra Grasso sobre las lenguas indígenas. Aunque en gran parte permanecen inéditos, tenemos Lenguas Indígenas de Bolivia publicado en La Paz, Bolivia, en 1982 donde Ibarra menciona cerca de treinta lenguas locales estudiándolas como Familias. Allí dice que su clasificación sigue las reglas de la lingüística genética comprobable a través de los vocabularios adjuntos. A la vez hace la distinción entre lenguas y dialectos aclarando que tanto el quichua como el aymara no eran dialectos pues estos son una diversificación de una lengua y en ésta el conjunto de su gramática y vocabulario es entendible en su expansión regional. Hacia el final del libro agrega que la clasificación y estudio de las lenguas indígenas es la mejor guía en todos los trabajos etnográficos y cuando se tienen los datos, incluso en los arqueológicos. Refiere también su ambición de entender el sistema de análisis por lo menos a toda América del Sur e incluso disponemos ya de la casi totalidad de los materiales necesarios para ello… y ese material reunido por Ibarra durante largos años, es el que está sin editar. Siendo una continuación de los estudios de Ibarra, el libro de Marcos muestra, en su aspecto fundamental, la riqueza de la lengua cacana y mediante las pruebas de la regionalización lingüística, evidencia un entorno de comunicaciones, de relaciones cotidianas, de vivencias en sentido amplio con inserción en los estudios etnológicos y etnográficos propios de la obra de un americanista. En su hoja de vida, consta que dedicó la década del 60 a cursar Antropología en la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba por invitación y bajo la dirección, del Dr. Dick E. Ibarra Grasso quien vio temprano en él, una de esas personas planamente capacitadas para la terea. Allí se especializó en investigaciones comparativas de las lenguas indígenas americanas. Desde entonces, forma parte del pequeño grupo de investigadores que asumen un sentido de pertenencia a este continente lo que les permite, a la vez, usar una metodología universal, factor indispensable, y con esa base, siguen el objetivo de desentrañar los orígenes de América, colocándose en el centro mismo de la inquietud americana por conocerse a sí mismas. E s el camino de toda verdadera episteme. Siempre es buena la hora para recibir un libro que logra superponerse a varias carencias, por ejemplo, la de ver entre los restos del pasado, aquellos elementos que a pesar de todo, lo caracterizan. Y poder sugerir sus componentes, su origen posible y sus indudables huellas esparcidas en forma en nombres de personas, nominaciones de lugares y cosas, que obran como sugerencias de expansiones del espíritu y por lo tanto de la creatividad. Son algunas de las razones para celebrar la aparición de este libro de Marcos que es un verdadero resumen de arte y cultura que filtra en todo rastro de lo humano. Sobre todo cuando ha sido tan radical la destrucción, el ocultamiento, la falta de interés foráneo en la conservación de muestras únicas, irrepetibles del devenir de los seres vivos y sus interrelaciones. Esperamos más del autor, lo que no es sólo un compromiso consigo mismo dado que lleva una vida trabajando sobre los pueblos originarios, sino también con todos nosotros. ¡Adelante Marcos Gutiérrez! Delia Etchegoimberry de Ibarra Grasso
Lanzamiento: 11/-0001
Género: Ensayos
ISBN: 978-987-08-0681-3
Sinopsis
En Base a un Estudio etimológico de Topónimos, Nombre y Apellidos indígenas de los Siglos XVI, XVII y XVIII Ensayo – 192 págs. Entre lo mucho que se ha perdido, algo se ha encontrado. Y éste es el principal valor de este libro de Marcos dado que representa la inquietud de los americanos por el rescate de sus antecedentes. Ya demasiadas veces nos hemos preguntado ¿Cuál es el valor de un pueblo si no se preocupa de dónde viene, quiénes lo anteceden y cuál es la carga del legado que el tiempo depositó en su devenir y que se convirtió en su raíz? Origen y legado que enriquecen a cualquier pueblo en tanto puede conocerlo, puede leerlo y puede enorgullecerse de sus riquezas. Pero ¿qué es de los pueblos que perdieron los antecedentes, que perdieron la lengua de sus ancestros, su literatura, su historia, su imaginación, las canciones, sus expresiones de alegría y las señales de sus efemérides? ¿Qué es un pueblo sin pasado o con el pasado cambiado, escondido, subyacente a culturas predominantes que no le pertenecen? Es que no podemos imaginar a Grecia sin la Ilíada y la Odisea. Sólo pensarlo hace estremecer nuestras convicciones acerca de las bases de la cultura occidental. Y si no queremos saber de una Grecia sin Homero, cómo hemos de ser felices sin las lenguas americanas, sin su cultura, sin sus recuerdos, en definitiva sin su riqueza. Y ahí está el motor que mueve a investigadores como Marcos. Pertenece a una pléyade de estudiosos que comprometió la vida en la búsqueda de respuestas difíciles de hallar. Además de haber publicado diccionarios técnicos en varias lenguas, tiene varios estudios listos para publicar nada menos que de los idiomas que en el pasado eran la fuente expresiva de los pobladores originarios de esta América tan dolida por pérdidas irreparables. Y este libro nos habla de recuperación, de búsquedas y encuentros. Y en ese sentido no dejamos de mencionar los paralelos del autor con los estudios de Ibarra Grasso sobre las lenguas indígenas. Aunque en gran parte permanecen inéditos, tenemos Lenguas Indígenas de Bolivia publicado en La Paz, Bolivia, en 1982 donde Ibarra menciona cerca de treinta lenguas locales estudiándolas como Familias. Allí dice que su clasificación sigue las reglas de la lingüística genética comprobable a través de los vocabularios adjuntos. A la vez hace la distinción entre lenguas y dialectos aclarando que tanto el quichua como el aymara no eran dialectos pues estos son una diversificación de una lengua y en ésta el conjunto de su gramática y vocabulario es entendible en su expansión regional. Hacia el final del libro agrega que la clasificación y estudio de las lenguas indígenas es la mejor guía en todos los trabajos etnográficos y cuando se tienen los datos, incluso en los arqueológicos. Refiere también su ambición de entender el sistema de análisis por lo menos a toda América del Sur e incluso disponemos ya de la casi totalidad de los materiales necesarios para ello… y ese material reunido por Ibarra durante largos años, es el que está sin editar. Siendo una continuación de los estudios de Ibarra, el libro de Marcos muestra, en su aspecto fundamental, la riqueza de la lengua cacana y mediante las pruebas de la regionalización lingüística, evidencia un entorno de comunicaciones, de relaciones cotidianas, de vivencias en sentido amplio con inserción en los estudios etnológicos y etnográficos propios de la obra de un americanista. En su hoja de vida, consta que dedicó la década del 60 a cursar Antropología en la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba por invitación y bajo la dirección, del Dr. Dick E. Ibarra Grasso quien vio temprano en él, una de esas personas planamente capacitadas para la terea. Allí se especializó en investigaciones comparativas de las lenguas indígenas americanas. Desde entonces, forma parte del pequeño grupo de investigadores que asumen un sentido de pertenencia a este continente lo que les permite, a la vez, usar una metodología universal, factor indispensable, y con esa base, siguen el objetivo de desentrañar los orígenes de América, colocándose en el centro mismo de la inquietud americana por conocerse a sí mismas. E s el camino de toda verdadera episteme. Siempre es buena la hora para recibir un libro que logra superponerse a varias carencias, por ejemplo, la de ver entre los restos del pasado, aquellos elementos que a pesar de todo, lo caracterizan. Y poder sugerir sus componentes, su origen posible y sus indudables huellas esparcidas en forma en nombres de personas, nominaciones de lugares y cosas, que obran como sugerencias de expansiones del espíritu y por lo tanto de la creatividad. Son algunas de las razones para celebrar la aparición de este libro de Marcos que es un verdadero resumen de arte y cultura que filtra en todo rastro de lo humano. Sobre todo cuando ha sido tan radical la destrucción, el ocultamiento, la falta de interés foráneo en la conservación de muestras únicas, irrepetibles del devenir de los seres vivos y sus interrelaciones. Esperamos más del autor, lo que no es sólo un compromiso consigo mismo dado que lleva una vida trabajando sobre los pueblos originarios, sino también con todos nosotros. ¡Adelante Marcos Gutiérrez! Delia Etchegoimberry de Ibarra Grasso